
Siempre he tenido mucho respeto y admiración por los pescadores de río y en especial por los de salmón, así que cuando me surgió la posibilidad de acompañar a tres experimentados cañas al salmonero río Blackwater, no pude hacer otra cosa que ir, aunque sólo fuera por dos días.
Al aterrizar en Cork no tardé mucho en apreciar la importancia que el salmón tiene por esas latitudes, la cultura y vida de la ciudad está llena de referencias al anádromo, de allí sólo 50 kilómetros y dos días de espera me separaban del resto de la expedición. Mi primo y las pintas de Guinnes hicieron muy cómoda la estancia.
El encuentro se produjo en Fermoy, sobre el puente que entra en el pueblo del “Monasterio de los planos abiertos”. Una alegría especial me invadió al ver por primera vez el Rin irlandés, después de muchos videos, artículos y conversaciones por fin lo tenía enfrente mía. Esa misma tarde nos instalamos en el lodge, sacamos los permisos y dejamos listos los equipos para el día siguiente.
A partir de aquí lo acaecido se resume en cierta medida por las siguientes fotos, es una pena que por Internet no se puedan apreciar los ruidos, olores y tonalidades del río.

Las oscuras aguas dan su nombre al Blackwater.

El primer día en el coto Killmurray Emilio y yo nos decidimos por su parte baja.
Mi primer salmón: 2,9 lb/ 1.3 kg. Se entregó pronto sin mucha lucha.

Manolo con un precioso ejemplar de 5,9lb/ 2.7 kg

Al resguardo de la continua lluvia, en Irlanda el grajo vuela bajo.

La mañana del segundo día el tiempo nos dio una pequeña tregua, en este tramo del coto Ballyhooly a Manolo se le escapó un salmón en la misma orilla.

Se hizo esperar el único de la mañana a manos de Eduardo. 4,7lb/2.1kg

Las truchas también se atrevieron con las cucharillas de salmón. El segundo día salieron 6, todas devueltas.

Por la tarde después de una empanada hecha por Manolo, unas pintas y un café irlandés volvimos al coto. El río está rodeado de verdes pastos donde pacen tranquilas las vacas.
Mi segundo salmón 5lb/2.2kg, protagonizó una lucha valiente llena de elegantes saltos, carreras intensas y mucho hilo en un tira y afloja que duro unos cuantos minutos.

Una última foto antes abandonar las Islas. Él me acompañó a la península y ella al agua después de posar.
Para finalizar me gustaría agradecer a mis compañeros de expedición lo mucho que me han enseñado sobre una pesca completamente nueva para mí, una gozada haber compartido dos días con ellos. A ver si los demás días tienen suerte.
Y sin más dilataciones y como dicen por allá:
“Best regards and tight lines” (algo así como saludos y líneas tensas)
Texto y fotos A.M.A.