Como bien saben los devotos del spinning, las superlativas prestaciones de los "tide" hacen que sea más que conveniente contar con ellos en el morral cuando se afronta una salida de pesca. No obstante, también es de dominio público que la vida útil de su labio generador del movimiento en el agua no es precisamente larga, aun empleando nuevas aleaciones en él.
El caso es que nos encontramos precisamente con un engaño que, lejos de resultar asequible para el común de los bolsillos, cuesta un carro de duros, de ahí que, cuando tiene lugar la rotura del babero, muchos indaguen y experimenten con tal de dar con la fórmula que los devuelva a la vida. Ahora bien, los "tide" disponen de tal sensibilidad desde su concepción que su reparación resulta bien compleja.
Cuidado que tengo dicho a los colegas que, cuando se les rompa el babero, no tiren alegremente de sierra a la hora de intentar poner otro, y que, en cambio, excaven una fosa justo donde se encontraba la desaparecida rebaba, pero, visto el caso que me hacen, se conoce que hablo en chino. Y es que así pueden acaecer casos de decapitación como el presente si se hace el menor esfuerzo, y menos mal que este sucedió en tierra, porque, de haber ocurrido en acción de pesca, tengamos por seguro que hubiéramos condenado al pez a padecer una lenta agonía, mientras contemplamos con cara de bobo el hocico restante colgando de la grapa.
Pues nada, al lío ....
Dado que es ínfima, pero crítica, la parte que tenemos que sustituir, echaremos mano de un trozo de policarbonato que rebajaremos con lima hasta darle forma... sin olvidar que dentro del cuerpo encajaremos un tramo que, a su vez, alojará el babero. Y es que este "macho" tiene como objetivo fijar un engarce en la proa del engaño que actúe de enlace con la grapa, adhiriéndose al mismo tiempo con firmeza y profundidad al fuselaje restante. Tal vez pueda parecer una ardua tarea, pero lo dificil, lo hacemos; lo imposible, tardamos un poco más...
Seguidamente, y con paciencia, en esa pieza excavaremos un canal que alojará el cable inox que hará las veces de enganche con la grapa, el cual sellaremos con unas gotas de cianoacrilato mezcladas con virutas de plástico sobrantes. Aquí no ha de haber duda de la contumacia del conjunto, por lo que, antes de seguir, esperaremos a verificar la dureza del secado para que así nuestro trabajo sea eficaz de cara al futuro.
Por último, y tras verificar que buena parte de la pieza se puede encajar en el engaño sin necesidad de forzar, la rebozaremos generosamente con pegamento de dos componentes que dejaremos secar unos cuantos días hasta que ambas partes se unifiquen. Pasado ese periodo prudencial, antes de pescar, y para verificar la adherencia, tiremos fuertemente de ellas, y sólo cuando comprobemos quenohayhijomadrequelassepare, llegará el momento de echarlo otra vez al agua..
Como apunté al principio, no cabe duda que cualquier "tide" es un señuelo merecedor todas las atenciones, aunque este reto no fuera precisamente sencillo. Ahora bien, sabiendo que las pruebas de natación en el presente caso han resultado positivas, ¿renunciaría ud. a los servicios de tan valiosísimo alfíl si la posibilidad de revivirlo está al alcance de su mano?
Hasta la próxima, paseantes.
Texto y fotos L.Carlos Prieto.



