LA CAPTURA MAS GRANDE DE MI VIDA

Hola a todos..

Vuelvo a dejarme caer por acá para relataros el lance que, hasta el momento, me ha permitido obtener mi mayor captura con caña. No obstante, tendréis que perdonar que no añada algunas fotos que muestren la especie atrapada, pero estoy convencido que, al final,comprenderéis el porqué de mi proceder.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de visitar la IV Feria de Caza y Pesca de Muskiz, y, tras la comida, de camino a casa, allá que se me plantea la duda de elegir entre quedarme repantingado en el sillón frente a la caja boba, o bien dar un paseo por la playa con la caña a fin de facilitarle el trabajo a los jugos gástricos. Y como no quería que mi digestión fuera como la que tienen las boas, la elección estaba clara ...


Tentando a las truchas en la piscina montada en la feria..

De entrada, aunque nada convencido de mis posibilidades, coloco un shore de colores estrambóticos que últimamente me está sorprendiendo por su efectividad, y una lubinilla se interesa por él al cabo de unos minutos. Suelta, besito y de vuelta al agua. Esta visto que nunca se sabe dónde puede saltar la liebre.



En fin, sigo lanzando, y seguidamente pasa junto a mí una pareja de mediana edad que llevaba un perro pelma al que traté de ahuyentar con un bufido irreproducible –no porque no me gusten los perros, sino para evitar cualquier daño que éstos se puedan hacer con los señuelos–. Por cierto, qué manía más grosera tienen muchos de llevar el chucho a la playa para que éste se alivie. Toda una muestra de civismo, sin duda.

El oleaje que había ese día no permitía arrimarse en exceso a la orilla, por lo que a menudo había que retrasarse una decena de metros para no mojarse –soy de esos raros que no usan vadeador porque creo que muchas veces nos induce a meternos en la boca del lobo–. Sin embargo, lo que para un humano puede ser lógico, a buen seguro que para un animal no lo es. De hecho, tratemos de explicarle a un perro que no debe meterse entre el mar y el pescador justo cuando la línea está tendida, y veamos el resultado: así, hágase el lector la imagen del dichoso animalito de acá para allá constantemente, ladrando y tocando lo que cuelga y no suena sin descanso. Pues bien, pese a advertirle a su propietario de las molestias que el can me estaba
creando, no pude evitar lo que tenía que pasar. Ahora bien, inmediatamente levanté el cepo del carrete y puse la caña horizontal para que el chucho, que corría como un antílope, no apretara el trenzado contra su cuerpo, posibilitando que el shore se pudiera clavar contra él.


Tras amarrar al chucho, comprobé que para deshacer el lío no había otra salida que tumbarlo. Eso sí, éste –que no era un chau-chau ni un pitiminí propio de una petarda, sino un pastor alemán talludo– decía que eso de andarle enredando, “por los coj...s”, así que, a las bravas, lo echamos sobre la arena –vaya show–. Y así, con uno de los dueños sentado sobre el cuerpo del animal, lentamente fui quitándole
las hundidas poteras del pelo con ayuda de unas tijeras, a modo de paciente esquilador, hasta conseguir liberarlo completamente. Eso sí, lo que ya no sé es la cara que luego les puse a los dueños (que conste que no dije ni mú), pero el caso es que ambos bajaron la vista, y uno de ellos, avergonzado, me dijo “nunca más”. Acto seguido, cogieron al perro con la correa, y creo que los tres se fueron del arenal con un considerable susto en el cuerpo.

Pasado el lance, quedé en la playa vareando aún más tiempo con una sensación de perplejidad considerable, como no creyendo lo que me había pasado, aunque, eso sí, con una sonrisa en la cara. Para que luego digan que esto de la pesca es algo aburrido ...



Salu2 sala2

PD.La foto del perro la he sacado de la web,espero que no se moleste su dueño por ello.



Texto y fotos..L.Carlos Prieto.